20/8/12

Compadecedme, os lo ruego


Estimado señor Ayacam:

De Anatole France solo había leído su nombre en alguna calle dedicada en el país vecino. Nada más. Encontré hace una semana Los dioses tienen sed en una librería que ahora frecuento y comoquiera que ya le he oído a usted alabar las virtudes del libro en dos ocasiones, me lo eché al bolsillo previo pago en efectivo. Tal vez en su tiempo fuera un texto de éxito pero no me extraña nada que cayera en el olvido. Su rescate resulta francamente dificultoso y si se trata de un ejercicio de revisionismo, cualquier otro intento resulta más interesante.  Se me ocurre, así, de momento, la biografía de Fouché escrita por Zweig en la que, al menos, no se somete al lector a un ejercicio pretendidamente didáctico en el que los personajes  aprovechan cada conversación para aleccionarnos acerca de la moral, la historia o el estado de las cosas. Cierto que el libro tiene sus años pero el estado de reposo en el que se hallaba le resultaba muy conveniente. Los amores de Élodie y Évariste resultan poco atractivos, cada personaje es previsible y el conjunto es folletinesco y… como de premio Nobel.

Aunque no me considero quién para  desatar la sandalia de la recomendación, déjeme decirle que el revisionismo moderno ha dado un libro magnífico: El Terror, los años de la guillotina de David Andress en Edhasa. Una lectura tan apasionante que ni siquiera necesita de la ficción.

Aunque siempre está bien lavarse detrás de las orejas para que la roña no se nos apodere, deberíamos hablar también de aquellos libros escritos en los 70 y los 80 con los que tanto disfrutamos y con los que aprendimos que las revoluciones también sirvieron para algo.

Reciba un saludo afectuoso,

P.d.: A mi vuelta –perdón; he estado fuera, no se lo diga al ministro Soria- leí con fruición su artículo acerca de la gastronomía. Que sepa usted, querido editor, que me partí la caja.

2 comentarios:

  1. Estimado señor de Passy:

    Como mi memoria ya no es la de antes, he vuelto a leer lo que escribí el año pasado en mi ángulo a propósito de la novela de Anatole France. También he vuelto a sacar el libro de su placidez para echarle un nuevo vistazo. Y después de refrescarme, puedo decirle que no comparto su desdén. El comienzo de Los dioses tienen sed no me animó demasiado, pero tuve paciencia, y la lectura detallada y completa me interesó bastante. Es cierto que la trama es un vehículo de ideas, pero tampoco me parece que los personajes sean monigotes. Hay, creo, una lectura política que sigue teniendo vigencia, muchísima vigencia, y en la cual me centré en mi modesto comentario, pero también hay una historia novelesca apreciable. Pero, en fin, si a usted le ha parecido herrumbrosa, casi mohosa, no lo voy a convencer de las virtudes del libro. Y por supuesto tomo nota de su recomendación bibliográfica, que tiene para mí gran valor.

    Muchas gracias también por sus amables palabras a propósito de mi cosita sobre el turre de la gastronomía. Una pelmada que está adquiriendo proporciones de pesadilla. Por primera vez en mi vida, estoy pensando muy en serio en someterme a una cura de desintoxicación "informativa". Ni prensa ni radio ni televisión una temporada. Y es que entre la crisis, que convierte a los medios en Dráculas que encuentran cada media hora nueva sangre fresca para alimentarse, las fiestas de los pueblos y los infinitos reportajes sobre bares de pintxos, restaurantes, consejos sobre la jala y todo eso, estoy hasta los...

    Reciba un afectuoso saludo

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    1. Se está bien sin información. Llevo también unos días sin echarle un ojo a la prensa ni a la TV. Tal vez sea hoy la última vez que escuche RNE1. Ya sé, ya sé: la radio pública en España es un instrumento político etc. pero las dos últimas horas en las que he tenido los auriculares puestos esperando un cambio de tercio, un atisbo de equilibrio, han sido insufribles. Se pueden meter el pirulí por donde el sol no brilla. No sé que oiré ahora: he escuchado las treinta últimas emisiones de Cuando los elefantes..., me estoy aficionando a Carne cruda y no sé qué pasa con los podcast de El Este de Maja Vasiljevic: sus grabaciones no se oyen bien y es una pena porque son unos programas deliciosos. El último se titula que nos quiten lo bailao. Me imagino que en la próxima temporada la mandaran a casas. Sí, sí: me dirá usted que Lara López arrasó con todo cuando llego a Radio 3 pero hace de un año, antes del recrudecimiento preelectoral la radio pública, al menos en las cadenas que yo escuchaba, era un sitio agradable y más o menos ponderado.
      Un saludo muy afectuso,

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