31/3/09

Politeismo


Salgo del Museo de Bellas Artes. Hay una plaza que se llama la Plaza del Museo donde tiene el domicilio una cofradía: la Hermandad del Museo. Desarmado, el paso de la hermandad está en la calle y mientras atardece, lo están limpiando con un producto para la plata que huele muy fuerte, pero que lo deja todo con un brillo aplacado. Cada candelabro llevan sobre el platillo un paje de unos veinticinco centímetros de altura. Están hechos también en plata; las capas adornadas con esmaltes azules. Una mujer levanta el trapo que cubre uno de ellos para que lo mire a conciencia mientras ella sigue frotando la espiga barroca y repasa cada resquicio con un viejo cepillo de dientes. No se quita el cigarro de la boca y yo, que casi me mareo con los efluvios del limpiador de plata, no entiendo como ella aguanta la mezcla de este olor con el humo del tabaco. Le pido que me deje hacer unas fotos y los chicos que andan alrededor, en cuanto oyen la palabra mágica, posan como si lo hicieran todos los días. Dentro, en la capilla, un hombre mide las tablas que forman el armazón del paso. Mide una y otra vez la misma distancia y repasa la medida apuntada en su cuaderno. Más jaleo arriba, en el coro; más mujeres limpiando plata. Potosí labrado. Los Sagrados Titulares de la Hermandad son el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de las Aguas. De las religiones monoteístas, el cristianismo es la menos.

(El domingo día veintinueve debió ser el devoto besapiés y besamanos.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario