Por h o por b me he cruzado en poco tiempo con varias personas de grandes convicciones. Por lo menos con cinco o seis en tres semanas. O sea, que cada cuatro días he encontrado a alguien con algo en qué creer. Algo serio. Hombre, yo podría decir que creo profundamente en la duda, si esto no fuera excesivamente contradictorio. El caso es que el marinero de la visera, nacido en
Hasta donde estamos, cerca de la proa, se acerca otro marinero; blanco, más bajo, vestido con un mono igual, algo mayor y nacido en Camagüey. Toma el relevo y mientras hablo con el primero, él sigue con la faena del rodillo. Lo deja enseguida y se une a la charla. También está con Fidel. No hay fisuras. Exploro un poco el terreno. El terreno es basalto. Así que me dejo llevar desde Niurka Montalvo hasta la pena de muerte. Protesto tímidamente. La rehabilitación no es un parámetro computable; es más bien algo “flohito”. Los dos hablan de sus casos personales; de las ventajas del régimen sanitario, de los estudios gratuitos de los hijos, de la comida para todos. Más que en el contenido me fijo en la forma; en la enorme paz con la que ambos hablan de un Régimen que consideran indispensable para Cuba. Navegan los dos durante ocho meses entre África y Europa y luego pasan el resto del año en la isla. Acabamos hablando de los Cinco de Atlanta, cuando el sol estaba ya casi demasiado alto. Me despido y hago algunas fotos que ya no valdrán para nada. De vuelta, el hombre de
Tomo nota del nombre del barco con la esperanza, como he hecho con otros, de seguir su rumbo a través de la red. Los hombres. Envidia de los hombres que creen.
"Cuando un hombre tiene convicciones, deja de pensar": Nietzsche dixit.
ResponderEliminar.
ResponderEliminartu creencia en la duda te da una libertad de la que carecen los disciplinados
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No estoy seguro. Llevo un par de días frecuentando los blogs de gente con fe monolítica y la verdad es que lo afrontan todo con una tranquilidad pasmosa. La fe les da una especie de pasaporte universal que ya quisiera para mí.
ResponderEliminarDe todas formas, a no se quién le leí hace poco -y lo dejé apuntado hace menos- que la ignorancia es disculpable, pero mantener en la ignorancia a los demás es intolerable.