Estimado I.:
Gracias por tus atenciones. Tú siempre tan amable.
Ya entiendo que me digas que no le ves el chiste a Estafeta. Tal vez no es esté bien explicado y aunque así fuera, es posible que no tenga mucha trascendencia. Hace cosa de un año encontré que la marca “estafeta.blogspot” vagaba libre por el ciberespacio, así que le eché el guante sin saber muy bien qué hacer con un nombre tan sabroso. No mucho más tarde empecé a pinchar cámaras web al azar con un resultado que me satisfizo. Los ojos que miran sin intención me dan el sentimiento del que ellos carecen. Así que enseguida me pregunté qué pasaría si, también al azar, pinchara en los vídeos que otros cuelgan en la red. Desempolvé entonces “estafeta.blogspot” y me propuse colgar 365 videos que tuvieran relación con el día de la fecha. Lo voy cumpliendo mal que bien. Descarto los que son excesivamente largos y hago todas las trampas que la causalidad me pone al alcance de la mano porque, como sabes, al elegir uno, aparecen otros que se relacionan con el primero y estos con otros y así sucesivamente. Efectivamente no hay chiste. Hay otras cosas. Hay la chica que con unos pendientes grandes recibe el año desde un balcón en ¿Buenos Aires? La novicia que enseña al cámara la iglesia del convento. Y ese brevísimo barrido sobre el horizonte nevado en el que los píxeles son de un tamaño inaudito. Puedo reprocharme que el contenido no hace justicia al subtítulo y que no tendré forma de recomponer el mundo, sino una parte ínfima vista a través de los ojos de otros, generalmente blancos, felices y de clase media. Lo que excluye a casi todo el mundo. Al menos lo sé y no tendré que sufrir las penurias del personaje de Borges.
Recibe un saludo de tu amigo ,
Gracias por tus atenciones. Tú siempre tan amable.
Ya entiendo que me digas que no le ves el chiste a Estafeta. Tal vez no es esté bien explicado y aunque así fuera, es posible que no tenga mucha trascendencia. Hace cosa de un año encontré que la marca “estafeta.blogspot” vagaba libre por el ciberespacio, así que le eché el guante sin saber muy bien qué hacer con un nombre tan sabroso. No mucho más tarde empecé a pinchar cámaras web al azar con un resultado que me satisfizo. Los ojos que miran sin intención me dan el sentimiento del que ellos carecen. Así que enseguida me pregunté qué pasaría si, también al azar, pinchara en los vídeos que otros cuelgan en la red. Desempolvé entonces “estafeta.blogspot” y me propuse colgar 365 videos que tuvieran relación con el día de la fecha. Lo voy cumpliendo mal que bien. Descarto los que son excesivamente largos y hago todas las trampas que la causalidad me pone al alcance de la mano porque, como sabes, al elegir uno, aparecen otros que se relacionan con el primero y estos con otros y así sucesivamente. Efectivamente no hay chiste. Hay otras cosas. Hay la chica que con unos pendientes grandes recibe el año desde un balcón en ¿Buenos Aires? La novicia que enseña al cámara la iglesia del convento. Y ese brevísimo barrido sobre el horizonte nevado en el que los píxeles son de un tamaño inaudito. Puedo reprocharme que el contenido no hace justicia al subtítulo y que no tendré forma de recomponer el mundo, sino una parte ínfima vista a través de los ojos de otros, generalmente blancos, felices y de clase media. Lo que excluye a casi todo el mundo. Al menos lo sé y no tendré que sufrir las penurias del personaje de Borges.
Recibe un saludo de tu amigo ,
Hola passy, ando un poco perdida porque últimamente estoy pachuchilla y vengo a internet casi lo justo para mantener el blog, así que te pido disculpas por mi tardanza en venir y aprovecho para felicitarte el año. En cuando vuelva a la normalidad, me pondré al día de tu estafeta. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminar"Los ojos que miran sin intención me dan el sentimiento del que ellos carecen."
ResponderEliminarEsta frase de su amable carta, esta frase incrustada en medio de su proceso cotidiano de buscar y colgar veinte segundos de vida anodina extraídos de cualquier rincón de la aldea global. Y usted recibiendo cada mañana un sentimiento, pongamos mejor una emoción, una comprobación de que la vida sigue aunque usted cierre los ojos por la noche. Hay una novela de Lourdes Ventura sobre Bécquer que lleva por título El poeta sin párpados. Así de becquerianas son esas cámaras que no pueden parpadear ni pestañear y que usted rescata cada mañana y pone al alcance de todos como se ponen una florecillas, recién cortadas en el jardín de la mañana, en la mesa del desayuno, entre las tostadas y la mermelada de naranja.
La continuidad de la vida más allá de nosotros, mientras nosotros miramos a otra parte y no se sabe si estamos o no estamos, si estamos todavía o ya no estamos. Hablemos de "Tres hermanas" si le parece, la pieza teatral más cuajada de Antón Pávlovich, un hombre que se dedicó a poner la cámara en el camino y tomar nota de lo que la cámara iba recogiendo. Esa escena, en el cuarto acto, en que él se despide de ella, probablemente para siempre, y dice (disculpe que me extienda un poco cuando traigo palabras de otro):
"Ocurre en la vida, sin razón aparente, que a veces detalles, pequeñas cosas, se apoderan de nosotros. Como siempre, no les damos importancia y hasta nos burlamos de ellas, porque son pequeñas, hasta que de pronto nos damos cuenta de que no tenemos fuerza para dominarlas. Pero no hablemos de eso. Estoy alegre. Es como si viera por primera vez esos abedules, esos arces, aquellos abetos, y todo me mirase a mí con curiosidad, esperando algo".
Y estos versos (no le canso más) del poeta sevillano:
"Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros.
Pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco".
Cuídese.