Este video es buenísimo. Lo he visto ya cuatro veces. Hombre, parece que lo hayan hecho los de la hora Chanante, pero, no tiene desperdicio. Gran descubrimiento audiovisual de la temporada, habrá que moverlo.
Estuve casualmente el otro domingo en Alzuza, visitando el Museo Oteiza y, de paso, las tumbas de Icíar y de Jorge, con ese entrecruzamiento de cruces tan sencillo como impresionante, esos brazos unidos para siempre, esa continuidad en el dolor, en la vida, en el sufrimiento y en la muerte. Lo tremendo es que esa doble cruz, esa cruz continua con dos pies y un brazo la plantó Oteiza a la muerte de su mujer y la dejó ahí, señalando el lugar exacto de su destino. En el Museo proyectaban, me pareció, este mismo video que usted ha colgado de su cuaderno. Han reordenado el Museo, colocando en la casa del artista, justo al lado de la puerta en la que Paco Ocaña hizo la foto de su vida, una pantalla y unas cuantas sillas para los desfallecientes visitantes, en el lugar exacto en que el artista se encargó de colocar, unos años antes, el letrero en el que pedía al visitante que se abstuviera de llamar al timbre y siguiera su camino. Hoy cobran cuatro euros por permitir al visitante llevar la contraria al difunto. Por lo demás, la reorganización del Museo me gustó mucho.
Este video es buenísimo. Lo he visto ya cuatro veces. Hombre, parece que lo hayan hecho los de la hora Chanante, pero, no tiene desperdicio.
ResponderEliminarGran descubrimiento audiovisual de la temporada, habrá que moverlo.
Estuve casualmente el otro domingo en Alzuza, visitando el Museo Oteiza y, de paso, las tumbas de Icíar y de Jorge, con ese entrecruzamiento de cruces tan sencillo como impresionante, esos brazos unidos para siempre, esa continuidad en el dolor, en la vida, en el sufrimiento y en la muerte. Lo tremendo es que esa doble cruz, esa cruz continua con dos pies y un brazo la plantó Oteiza a la muerte de su mujer y la dejó ahí, señalando el lugar exacto de su destino. En el Museo proyectaban, me pareció, este mismo video que usted ha colgado de su cuaderno. Han reordenado el Museo, colocando en la casa del artista, justo al lado de la puerta en la que Paco Ocaña hizo la foto de su vida, una pantalla y unas cuantas sillas para los desfallecientes visitantes, en el lugar exacto en que el artista se encargó de colocar, unos años antes, el letrero en el que pedía al visitante que se abstuviera de llamar al timbre y siguiera su camino. Hoy cobran cuatro euros por permitir al visitante llevar la contraria al difunto. Por lo demás, la reorganización del Museo me gustó mucho.
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