De nuevo el puente de Carlos. La singularidad de este puente creo que estriba en que no se trata de un puente para pasar sino para pasear, y hasta si me apura, un puente para estar. Prefiero algunos puentes de Roma, por supuesto, incluso alguno de París, pero ninguno de ellos tiene esa peculiaridad del puente de Carlos: se está muy bien en él, entre una y otra ciudad, mientras el río suena.
De nuevo el puente de Carlos. La singularidad de este puente creo que estriba en que no se trata de un puente para pasar sino para pasear, y hasta si me apura, un puente para estar. Prefiero algunos puentes de Roma, por supuesto, incluso alguno de París, pero ninguno de ellos tiene esa peculiaridad del puente de Carlos: se está muy bien en él, entre una y otra ciudad, mientras el río suena.
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