Justo antes de que algo suceda, en el lugar y en el momento en el que ese algo va a tener lugar, se produce un desalojo de energía, una especie de resaca que prepara la próxima ola. Como si alguien o algo aspirara el aire con fuerza hasta dejar un vacío receptivo al nuevo acontecimiento. Puede tratarse simplemente del paso de un transeúnte o el efecto Doppler de un bocinazo; tal vez no vaya a suceder más que eso, pero es suficiente para que se produzca un hueco suficiente listo para ser sellado y vuelto a abrir infinitamente.
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