De nuevo camino de Passy. Una mirada hacia atrás después de
cruzar Bir Hakeim, el puente menos chic de París, ahora además, en obras. El
metro circula sobre las cabezas de los escasos peatones que pasean en domingo o
que se acercan a la estación donde empezó todo esto. Justo debajo, en el 18 de
la avenida del Presidente Kennedy, en el restaurante Aux trois Nagas sirven
un delicioso “tigre qui pleure”. No es el mejor de los sitios, caro y mal
decorado, sus ventanales, dan sin embargo a las escaleras del puente y a sus
muros almohadillados. La cena –si no se toman precauciones- puede convertirse
en un dulcísimo ejercicio de melancolía.
Más Bir Hakeim, más y más. Aún te diré algo más, porque no hay otro lugar como este.
Más Bir Hakeim, más y más. Aún te diré algo más, porque no hay otro lugar como este.
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