Querida T:
Leo con gusto tus feminismos mirados al sesgo, especialmente
este párrafo tan tuyo. “Frente a feminismos que defienden concepciones que entienden
sexo y género meramente como constructos sociales, convención social,
yo me inclino más por la idea de que la diferencia sexual no puede ser ni
reducida a lo dado biológico ni estar enteramente constituida a partir de las
prácticas sociales. Sabemos que la anatomía por sí sola no determina la
identidad sexual y tampoco la identidad sexual puede ser reducida enteramente a
lo cultural. En ambas posiciones sexuadas masculino y femenino, nos las tenemos
que ver con la ausencia y la presencia, el ser y el tener, la falta y esto es
común para hombres y mujeres, es el destino de hombres y mujeres por igual”. Ya sabes lo difícil que resulta a veces
hablar de estas cosas cuando la militancia se cruza de por medio, así que se
agradece mucho una visión serena, porque permite contemplar el problema sin
concertinas.
En la nota 6
de tu texto dices: “Miro al sesgo a los feminismos, lo cual no impide tener una
perspectiva de género en mi obra y en vida”. Y a mí me parece bien que la
tengas o que no, porque la esencia de tu obra radica en la obra misma. Hablas muchas
veces de lo femenino –casi siempre- pero si hablaras de los viajes al espacio, también sería excelente. En tus dientes de carne, en tus camas o en los mensajes de móvil hay siempre lo
mismo: inteligencia y tensión.
El taller de cartas de amor es ya una Lovepedia. Es una pena que el
nombre esté registrado para usos menos desinteresados. El taller es el lugar perfecto para
entender tu cita de Lacan: “A cualquiera,
esté o no provisto de atributos de la masculinidad le está permitido inscribirse
en el lado o posición femenina”.
Seguro que ya les has echado un ojo a
los SMS de Jaime Serra en el CACH. Qué contraposición tan hermosa con los
tuyos.
Besos,
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