30/12/13

Montaigne, Castellio y el origen de Infojobs





















Los escritos de Castellio reaparecieron mucho después. Estuvieron olvidados durante decenios y en su tiempo, solo Montaigne se ocupa de él en una curiosa mezcla en la que aprovecha para quejarse del estado en el que han de verse hombres como Castellio y la manera de fomentar el intercambio de bienes y servicios que se parece mucho a lo que hoy hacemos en las redes electrónicas. Sea como fuere, parece ser la única mención a favor en vida del teólogo disidente. Luego, una vez muerto fue enterrado en loor de multitudes.

Dice Montaigne en el capítulo  XXXIV de sus Ensayos

“De un vacío en nuestros usos públicos.
Mi difunto padre (que era hombre de juicio claro para no ayudarse sino de la experiencia natural) me habló hace tiempo de su deseo de ver establecido en las ciudades un lugar al cual pudieran acudir los que tuvieran necesidad de alguna cosa, y donde un empleado puesto al efecto registrase el asunto de que se tratara; por ejemplo, tal individuo quiere vender perlas, tal otro quiere comprar; tal persona desea compañía para ir a París; tal otra busca un servidor de ésta o de aquella condición; otro busca un amo; tal necesita un obrero; en fin, quiénes unas cosas, quiénes otras, cada cual según sus necesidades. Es probable que este medio de ponernos al corriente proporcionaría alguna ventaja al bienestar público, pues en toda ocasión hay cosas que se desean y por falta de comunicación se ven muchas gentes en la necesidad más extrema.

No puedo menos de recordar con vergüenza para nuestro siglo que a nuestra vista muchos excelentísimos personajes en ciencia por no tener que comer: Lilio Gregorio Giraldo, en Italia, Sebastián Castellón (Castellio), en Alemania, y creo que existen miles de personas que los hubieran acomodado en condiciones muy ventajosas, o socorrido en las ciudades mismas donde se encontraban, de haber conocido su situación. El mundo no está tan universalmente corrompido; yo conozco alguien que desearía muy vivamente que los medios que los suyos le pusieron en las manos pudieran emplearse a tenor de los intereses de que goza, mientras a la fortuna plazca conservárselos, en poner al abrigo de la necesidad a los hombres singulares y notables en cualquier clase de saber y valer, a quienes la desdicha combate a veces hasta el último límite; esa persona   -175-   les procuraría facilidades en las tenebreces de la vida, con las cuales, de ser razonables, se conformarían”...

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