Entro en una librería papelería y voy directamente al
mostrador. No soy yo quien le pide algo
al dependiente. Es el quien me lo ofrece. -Ha estado un amigo suyo. -Me dice- Ha traído algo para usted. Se da la
vuelta y trae de un estante cercano un opúsculo de MSO publicado por la UPNA hace ya unos años titulado Puerta de socorro. No puede ser. Estaba
pensando en quemar sus libros ¿y ahora me viene el tendero con esto? El caso es
que la portada no es la misma que la original. Recuerdo que aquel librito
estaba ilustrado con una señal de emergrencia en la que aparecía efectivamente
una puerta de socorro. La portada de este es de un marrón jaspeado; creo saber
a qué se corresponde. No estoy seguro de si voy comprarlo: una edición tan
rara. ¿Va a poderme el fetichismo?
Tengo ese libro en mi estantería portátil y viajera por mis distintas casas de Madrid. Lo recibí en Lavapiés, a un portal de donde ahora he vuelto a vivir.
ResponderEliminarEl remitente vivía en un barrio de París, en invierno. Y más allá.
Te había respondido creyendo saber quién te había enviado el libro pero luego he dudado. Si te llegó desde París puedo intuir quién fue; si hay doble sentido, me entran dudas.
Eliminarun saludo,
"no se puede obligar a nadie a leer ni a punta de pistola ni con señuelos fraudulentos. Porque la lectura no es tampoco garantía de nada. Por sí sola no nos hace ni mejores, ni más justos ni más sabios ni siquiera más libres, es tan solo una puerta de socorro, que se puede franquear todas las veces que queramos, o que nos dejen". La puerta de socorro.
ResponderEliminarDígase lectura, dígase arte.
Pinaquy
Gracias sr. Pinaquy, Qué bien ordenada tiene ud. su librería.
EliminarUn saludo