14/8/12

Bilbao-Vicenza



Fotografía Larrión & Pimoulier 






Muchas de las esculturas de José Ramón Anda se basan en la yuxtaposición de elementos o  planos que se cruzan dejando entre ellos intersticios que invitan a atravesarlas siempre con dificultad, cuando no resulta imposible. Son pasos que de tan estrechos, prometen algo al otro lado, aunque al otro lado vuelva a esperarnos la misma realidad.

Atariaren besarkada  es una excepción porque es una puerta en toda regla: la que da acceso al parque de la Memoria en Sartaguda. Hay ahora en el museo de Bellas Artes una copia de esta puerta hecha a tamaño suficiente y transitable que recibe al visitante en el vestíbulo. De tan ancha, debe hacerse un esfuerzo para no perderla de vista.

Desde hace un tiempo, en otras obras los planos se distancian; algunos llegan a ser independientes entre sí, de manera que la relación entre ellos ya no es material. Sin embargo, en lo que aquí interesa y en una escultura sin título, hecha de humilde madera de plátano y muy pequeña en comparación con estas de las que hablo, el plano une de nuevo dos puertas, tan lejanas una de otra que la obra adquiere una significación diferente: una de las aberturas, de nuevo estrechísima, está coronada por un óculo que aún guarda el espíritu del Polifemo vigilante pero que es también un elemento arquitectónico dispuesto para la representación.  Las proporciones de la otra, franca, sin apenas elementos que vayan más allá de la propia idea, parece permitir el paso de una pareja de personas o incluso tres individuos al mismo tiempo: de inmediato surge la idea de la escena, del teatro o de la ópera.

Decía Strindberg hace más de 100 años, que para hacer teatro bastaba con dos sillas y una mesa. Aquí está esa idea tan moderna de la sencillez a la hora de representar y también está el barroco de Vicenza, el escenario fijo con su ilusión de perspectivas que sirve para cualquier representación de puro intemporal que resulta en su belleza.


Hasta el 9 de septiembre en el museo de Bellas Artes de Bilbao.

2 comentarios:

  1. Anónimo14/8/12

    "para hacer teatro bastaba con..." Permítame traerle aquí, no sé si por los pelos, a un clásico de hoy, Peter Brook: Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral. (El espacio vacío)
    Vidal

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  2. Para esa misma posibilidad será estupendo este "escenario" de J.R. Anda.

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