23/6/12

A veces, el común
















Querido Peri:

Casi sin saberlo, anduve ayer por donde viviste. Como las calles ya no se llaman igual, no me ubicaba. Había quedado con alguien cerca de allí. Las vecinas no supieron darme razón. Guardan, por cierto, buen recuerdo de vosotros. Ninguna de ellas está dispuesta a aprenderse el nuevo callejero. No parece importarles que el homenajeado fuera un falangista de tomo y lomo. Ya sabes que un concejal de Euskal Herritarrok instó ante el Tribunal Administrativo el cambio del nombre de la calle y de otras 19. Ahora tienen nombres onanistas: calle de la Cuenca de Pamplona. O sea, calle de Alrededor de mi Ombligo. Qué manía con esto de dar nombres a las calles. Si no hay nada que decir, usemos los números.

Como hacía tiempo que no pasaba por allí, me paré a ver, algo más al norte, una estructura de chapa que parece albergar una piscina u otro tipo de dotación para el barrio. Una señora con carro de la compra me preguntó si estaba fotografiando el muro de la vergüenza. Vive enfrente y sus días se han convertido en un monótono gris que no cambia con el paso de las estaciones. De primera línea de huerta a muro de la vergüenza. Lo común.

Luego nos vemos.

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