26/6/11

Segundo turno


Las previsiones meteorologías producen efectos secundarios. El aviso de un día de calor se convierte en la mañana más silenciosa del año. Es posible que, a seiscientos  kilómetros de aquí, se alcancen los cuarenta grados al mediodía. Tal vez. Por si acaso, a las 08:15 todo lo que se oye en el barrio es, a lo lejos, el rumor de la circulación. Nadie va a cortar hoy la hierba. Los dueños de los perros no van a soltarlos en el césped, el tipo que corta baldosas no sacará su instrumento de tortura al porche. ¡Viva Badajoz y su largo brazo de mercurio! Me tumbo bajo la morera a las 08:30. Toda la excitación de la primavera se ha convertido en fotosíntesis y frutos adelantados. No cantan los pájaros que ya han criado, tampoco sus retoños. Pía ahora, escondido, un segundo turno que llega invariablemente con el solsticio de verano. Se oyen unos ascendentes “churruiiis” que tienen una impronta mucho más veraniega. También, desde los abedules, llegan notas de flauta de madera profunda, combinando dos octavas, sol, re, sol, re como el suave comienzo de una habanera.

Las hojas de los árboles son aún muy traslúcidas y suman verdes hacia el zénit. Arriba, un azul arrebatador. Literalmente.

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