1/12/10

John Rafman, otro que tal


























































Y no me extraña. Que espíen otros, porque los resultados son estupendos. La fascinación por mirar no cesa y ya ni si quiera hay riesgo. Todo lo que hay que hacer es mover la cámara. 360 grados.

La privacidad, Google, el placer de saber, Wikyleaks -sólo para Occidente-. Las fronteras se difuminan y, sin saberlo, nosostros mismos nos espiamos o encarecemos nuestra propia deuda. Nos queda la estética, como en los imperios que se apagan. La diferencia puede estar en cuánto tiempo tarda ahora en desaparecer una potencia.

1 comentario:

  1. Mercedes Alvarez4/12/10

    Wow. Nos queda la estética, cierto. Por eso volvemos a Nietzsche. Besos.

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