29/12/09

Sillas y chispazos y IV


A lo que iba: esa coincidencia de las sillas -la de Hemingway y la de Muro- al final del relato cargó una y la otra hasta dejarlas completas, como quedaron plenos los curas de la pensión madrileña y el Cristo forrado con film transparente. Conviene separar pero es tan agradable seguir la línea sinuosa de los chispazos entre neuronas. Navegar, dicen. Como si la red fuera el paradigma de la ramificación infinita.

"—Mira —explicó el lavador de platos—. Tú piensas siempre en el toro, pero te olvidas de los cuernos. El toro tiene tanta fuerza que los cuernos cortan como un cuchillo, se clavan como una bayoneta y matan como un garrote. Mira —y al decir esto abrió un cajón de la mesa y sacó dos cuchillas de cortar car¬ne—. Las ataré a las patas de una silla."


La edición de Lumen, bastante mejor.

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