24/8/09

Boccioni en Las Vegas

Acantilado dedicó el número 100 a la Estética y arte futuristas de Umberto Boccioni. La República Italiana le honró con el reverso de la moneda de 20 céntimos de euro en el que puede verse la imagen de su Formas únicas de continuidad en el espacio.

“Declaro, como siempre brutalmente, que a un artista verdaderamente moderno le es imposible vivir en medio del hedor pestilente de los ateliers. Peor aún si estos ateliers son compartidos, es decir, academias privadas o públicas…. Para nosotros, cualquier sitio ha de ser óptimo para trabajar y todo debe ser materia de creación, no exterior y narrativa, sino interior e interpretativa. De hecho nada hay más atractivo que los grandes hoteles, los trenes, los restaurantes nocturnos, la vida en la calle en medio de la muchedumbre. “


Si no fuera por la violencia de otros pasajes, por la llamada a una nueva Italia y la tufo de germen fascista que exhala su escritura, la primera parte del libro es perfecta para aterrizar en Las Vegas. Este engendro de ciudad hubiera sido un paraíso para Boccioni y compañía: ruido, velocidad, luces, desprecio absoluto por el pasado artístico italiano, tal y como el propugnó y un ir y venir de masas descerebradas dispuestas a hacer cualquier cosa ue se anuncie por la megafonía. Si Las Vegas hubiera estado “operativa” en los primeros decenios del siglo XX, tal vez nos habríamos ahorrado algunos disgustos.

“Gloria a los grandes anuncios que se repiten violentamente expresivos a intervalos regulares exasperando a los estetas de la arcadia, y que trepan alegremente las colinas y montañas flanqueando los teleféricos, que asisten hermosos serenos útiles expresivos, firmes sobre sus postes, al puntual sucederse de los trenes de lujo, cargados de enérgico mercadeo y estulticia turística…”


Lacan y Dan Flavin le hubieran venido bien como terapeuta y amigo, respectivamente. Se nace cuando se nace.

1 comentario:

  1. Anónimo27/8/09

    Parece evidente que en cuanto alguien se pone campanudo y empieza a decir al mundo LA VERDAD hay que largarse de allí, no vaya a ser que te arree un talegazo con ella.
    El peri

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