24/4/09

Panofsky, Erwin Panofsky

Viendo el retablo mayor de la Catedral de Sevilla eché de menos un lector de libros electrónicos; aunque luego me di cuenta de que no hubiera encontrado el título que buscaba. Seguro. El caso es que no se puede viajar arrastrando un carro lleno de libros y que la memoria, ahora más que antes, es una pura cochambre. Lo poco que tuve, está todo revuelto, mezclado y me temo que, a despecho de James Bond, también agitado.

A lo que iba: frente al altar, me pasó por la cabeza un artículo de Panofsky que esta tarde he encontrado en el libro Sobre el estilo. Son unas pocas páginas muy bien ilustradas en las que se aclaran algunos conceptos básicos del periodo y se fijan puntos de referencia muy útiles. Yo recordaba sobre todo este arranque. Tenía una idea vaga y ha sido un gusto volver a leerlo, incluida la nota del compilador que añade al texto un aire de biblioteca para estudiosos.

"Los lógicos escolásticos tardíos idearon divertidos apoyos para la memoria, mediante los cuales se podían recordar las muchas formas o figuras de silogismo (conclusiones a partir de una premisa mayor y menor). Estos recursos mnemotécnicos consistían en palabras de tres sílabas, en parte reales y en parte creadas con este propósito. Cada sílaba representaba una de las tres proposiciones, y las vocales dentro de aquéllas significaban el carácter de estas proposiciones. La vocal a, por ejemplo, denotaba una relación general y positiva; la vocal o, una parcial y negativa. Así el agradable nombre Barbara, con sus tres a, designaba un silogismo que consistía en tres proposiciones generales y positivas (por ejemplo: «Todos los hombres son mortales; todos los seres mortales precisan de alimento; en consecuencia todos los hombres precisan de alimento»). Y para un silogismo consistente en una proposición general y positiva y dos parciales y negativas (por ejemplo: «todos los gatos tienen bigotes; algunos animales no tienen bigotes; en consecuencia algunos animales no son gatos») fue acuñada la palabra Baraca, que contiene una a y dos a. Fuese la palabra misma, o la manera peculiarmente indirecta de ejercitar el pensamiento que denotaba, o ambas a la vez, debieron de haber parecido a las generaciones posteriores particularmente graciosas y características del formalismo pedante, que rechazaban en el pensamiento medieval; y cuando los escritores humanistas, incluido Montaigne, querían ridiculizar a un poco mundano y estéril pedante, le reprochaban tener su cabeza llena de «Barbara y Baroco», etc. Fue así como la palabra Baraca (Baroque en inglés y francés) vino a significar cualquier cosa en extremo abstrusa, oscura, fantástica e inútil (como ocurre hoy en muchos círculos con la palabra intelectual)."

• El lector debe tener presente que el texto que aquí se reproduce es el mecanografiado de una conferencia (versión 4, véase pág. 30, nota 13), que no ha sido cuidadosamente editado por el autor y que está entremezclado con breves notas manuscritas, y a veces indescifrables, correcciones, e indicaciones de diapositivas (a las que corresponden las ilustraciones). He efectuado algunas enmiendas menores con vistas a asegurar la inteligibilidad, y añadido algunas notas explicatorias. En algunos casos las atribuciones comúnmente aceptadas de las obras de arte han cambiado, y he dado las identificaciones modernas. (N. del comp.)

• Una nota de mi cosecha, bastante menos sesudas: (la nota y la cosecha.) No sé si lo he dicho. La ginebra que bebe el último James Bond es agua de colonia. Un personaje así no debería permitirse este cóctel para adolescentes.

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