Sobre la mesa, dos catálogos: uno de Mateo Charris y otro de Félix de la Concha. El primero corresponde a una exposición muy reciente en Santander y el otro a la celebrada hace ya años en Estella. Podría decirse que han coincidido por casualidad, pero no estoy seguro. En los dos, cada uno a su manera, hay una especie de tristeza de pensamiento, como en Steiner.
Los deseados desajustes de Charris y la expresa mención al trabajo de guardamuelles de su padre por un lado y el tiempo en que de la Concha vivió en Boom, pintando con delicadeza una vieja caravana abandonada o el barrio de los mejicanos, dan como resultado una misma idea: metafísica en un caso, material en el otro pero siempre saturnal.
Los deseados desajustes de Charris y la expresa mención al trabajo de guardamuelles de su padre por un lado y el tiempo en que de la Concha vivió en Boom, pintando con delicadeza una vieja caravana abandonada o el barrio de los mejicanos, dan como resultado una misma idea: metafísica en un caso, material en el otro pero siempre saturnal.
“El pensamiento es estrictamente inseparable de una profunda e indestructible melancolía. La existencia humana, la vida del intelecto, significa una experiencia de esta melancolía y la capacidad vital de sobreponerse a ella. Hemos sido creados, por así decirlo, entristecidos.”
Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento.
George Steiner
Ed. Siruela
nota: el enlace para Félix de la Concha no se corresponde con el catálogo del Guastavo de Maeztu.
Gracias por estas joyitas. Saludos.
ResponderEliminarA mandar.
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