Obra derivada

Hacía tiempo que no ojeaba Foreign Policy. Compré algunos números cuando comenzó a publicarse en español. Ahora puede verse parte de la revista en internet. No acaba de interesarme el tono y a nada que uno bucee un poco, enseguida encuentra quién es el creador de la revista, cómo es la Fundación que la edita o cuál es el ideario de alguno de sus articulistas.

A lo que iba. Hay en este número una reseña de Juan Varela sobre el libro de Maggie Jackson Distraídos. La erosión de la atención y la edad oscura que se avecina. Se trata, al parecer, de una andanada más contra las nuevas tecnologías. A Juan Varela le gusta internet y se nota. El siguiente párrafo convierte la reseña en una crítica:

“Clic. Sócrates lo decía en el Fedro de Platón: la escritura nos hará perder la memoria tan necesaria en la cultura oral. Llegaba una edad oscura. Clic. La Iglesia y los poderosos condenaron la imprenta porque desacralizaba la palabra escrita. Clic. Y minaba su poder. Clic. Cuando la prensa y los libros de gran tirada se hicieron accesibles para las masas, muchos pensaron que era el fin de la cultura. Clic. La memoria ya no es nuestra herramienta fundamental, para eso están los discos duros y la caché. Clic. Más que copistas somos anotadores, como los monjes de las bibliotecas medievales. Clic. Y en esa recreación llamada obra derivada, pensamos. Clic. Como hace la autora en un libro fragmentado, escrito con la maldición que repudia.”

Varela da la vuelta al problema y señala el error de Jackson:

“El cerebro tiene una enorme plasticidad, como demuestran los estudios del aprendizaje y la neurociencia desde Piaget. Pero Maggie Jackson no le da opción a esa capacidad de la mente para aprovechar los instrumentos para crear cultura. Y en ese fundamentalismo niega el espíritu de la revolución neolítica: la capacidad del ser humano para reinventarse con las herramientas. Ahora toca hacerlo a velocidad de escape (Mark Dery) para construir una identidad basada en la relación con otros y en compartir contenidos, ideas, impresiones y sentimientos.”

Además hay una frase corta y contundente que me parece una buena definición a la vista de los últimos acontecimientos:

“La dictadura está en el consentimiento, no en la dominación.”

Aquí, el artículo entero.