15/9/08

Omar Faruk Tekbilek



Conozco a un juez desde cuyo despacho pueden oirse musicas como ésta. Atravesar los pasillos de un juzgado al ritmo de melodías arabes tiene su gracia. De el disco Alif de Omar Faruk Tekbilek, la canción Shinanay es la más fácil. Los arreglos, entre la bossa y el flamenco, el ritmo pegadizo, la convierte en la melodía perfecta para un lunes por la mañana. El resto del disco es más serio, pero igual de sabroso. Está publicado en España y tal vez por eso mismo me resulta imposible facilitar el nombre de la cantante que interpreta una parte de la melodía en griego, con esa voz entre alegre y aguardentosa: la costumbre patria de confundir diseño con a ver si consigo que no entiendas nada, impide la lectura de otra cosa que no sea el título y poco más. La elección de la tipografía, tal vez por su parecido con la caligrafía árabe, hace imposibe descifrar más de dos seguidas. La sinópsis de la historia de la cancion también se las trae: (aquí el fondo neutro permite leer algo).
"Popular canción turca y griega con una irresistible melodía de celosía acerca del amor apasionado entre dos amantes."

Bien: si es de celosía, resultará extraño que se trate de un canto al trabajo, pongamos por caso, a no ser que se loen las virtudes del herrero en su taller forjando el hierro que ha de ir en la ventana. Y si es de amor y éste acontece en las regiones orientales del Mediterraneo, me temo que el número de amantes no será mayor de dos. Por otra parte, y también en cuanto a que sea una canción de amor apasionado, difícil veo que los protagonistas sean dos lomos de atún o dos cargdores de móvil. Dicho lo cual -Trecet dixit- lo mejor es escucharla.

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