22/5/08

Mineralogía (2)

Sigo: iba a explicarle, querido amigo, qué sucede con algunos ocres si no se diluyen correctamente, cuando me he encontrado con otro pasaje bíblico citado por Dawkins que también le interesará. Está en el libro de los jueces, capítulo 19 y es como si el narrador hubiera olvidado que ya lo tenía escrito en el relato de Lot y, perdiendo la memoria, volviera sobre él. Esta vez las consecuencias son aún peores:

"Estaban pasando un momento agradable, cuando los hombres de la ciudad, gente pervertida, rodearon la casa y comenzaron a golpear la puerta, diciendo al anciano dueño de casa: "Trae afuera al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones con él". Pero el dueño de casa se presentó ante ellos y les dijo: "No, hermanos míos, no obren tan perversamente, porque ese hombre es mi huésped. ¡No cometan esa infamia! Yo tengo a mi hija, que es virgen: se la traeré afuera, para que ustedes abusen de ella y la traten como mejor les parezca. Pero no cometan semejante infamia con ese hombre". Sin embargo, ellos no quisieron escucharlo. Entonces el levita tomó a su concubina y la llevó afuera. Los hombres se aprovecharon de ella y la maltrataron toda la noche hasta la madrugada, y al amanecer, la abandonaron. La mujer llegó de madrugada y se cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su marido. Allí quedó hasta que fue el día. Por la mañana, su marido se levantó, abrió la puerta de la casa y salió para continuar su camino. Al ver a la mujer, su concubina, que estaba tendida a la puerta de la casa, con la mano sobre el umbral, le dijo: "Levántate, vamos". Pero no obtuvo respuesta. Entonces el hombre la cargó sobre su asno y emprendió el camino hacia su pueblo. Cuando llegó a su casa, tomó el cuchillo y partió en doce pedazos el cuerpo de su concubina. Luego los envió a todo el territorio de Israel. El levita había dado esta orden a sus emisarios: "Digan esto a todos los hombres de Israel: '¿Ha sucedido una cosa igual desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta el día de hoy? Reflexionen, deliberen y decidan'". Y todos los que lo veían, exclamaban: "¡Nunca ha sucedido ni se ha visto una cosa semejante, desde que los israelitas subieron de Egipto hasta el día de hoy!"


Nuevamente, debo dejar para otro día el asunto que nos incumbe de verdad. Aunque este otro también tiene su miga. Aquí no hay ángeles con linternas men in black, la mujer es entegada a esta otra banda de sodomitas y si tiene curiosidad, échele un ojo a la que se monta cuando las tribus de Israel reciben los despojos del cadáver. Creo que era en La naranja mecánica donde el protagonista leía la Biblia compulsivamente y por motivos completamente espurios, ante la complaciente mirada del capellán de la cárcel.
Atentamente,

P.d. No podré asistir al vernissage de su exposición. Tengo unas entradas para Capuleti ei Montecchi de Bellini adquiridas con antelación. Usted sabrá disculparme.

2 comentarios:

  1. Anónimo22/5/08

    Carísimo:
    Por fin puedo agregar algunas palabras, al menos de agradecimiento, a estas extensiones del asunto que nos ocupa últimamente. Me manejo con un biblia muy completa (de La Biblioteca de Los Autores Cristianos, ed. 1963)con traducciones muy anticuadas y un estilo gramatical propio de algunas Cantigas medievales, lo que hace de su lectura una rareza entre la hermeneútica de canongía y la incomprensión fragmentaria de frases dictadas por un extraterrestre, por otro lado muy propio para ambientar los sucedidos. Pero en algunos pasajes se averigua la tradición de cuentos aleccionadores, cuando no, estimulantes y picantes sobre el alma humana en búsqueda de asiento -definitivo o no-. La sexualidad, la brutalidad, el girarse no sabemos por qué, y el mar Muerto con su densidad ociosa para el baño, configuran una asociación en la que quizás se complica la esencia de ese relato simple que cococemos desde niños, con candidez y sin detalles: una mujer vuelve su vista hacia atrás y se convierte en estatua de sal.
    Quizás el interés sea solamente la rareza de ser ESTATUA y SAL por mirar sobre lo VISTO; MINERAL y VISION con MELANCOLÍA; unidad triple y compleja. ¿Por qué Bernini no abordó el tema? Imagínese, marmol blanco, torsión de la figura, carne transmutada en sal, sensualidad, mujer sin nombre. Creo que Roma aceptaba mejor el Rapto de Proserpina que la inquietante mirada de la sra. de Lot. Aún así la evocación de ese relato me atrae como para sentirme en esa andadura, delante-detrás, que supone una decisión sobre la identidad de seguir siendo el mismo u otro. Acabaré por ahora con la copla: "Yo soy esa..." o con Mari Trini "Yo no soy esa que tu te imaginas..."
    Pynaqui

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  2. Estimado sr. Pynaqui:

    Esto que dice de Bernini me gusta. Tal vez el Vaticano no estuviera preparado para el asunto o más posiblemente no entrara en su programa un escultura así. Más me cuadra el asunto en los simbolistas o en ciertas cosas de Rodin, en esas fronteras en las que la esperanza y la carne -desde el punto de vista cristiano- chocan en el recodo de un camino y uno no si mirar hacia adelante o hacia atrás.

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