La paloma torcaz ha vuelto este año más gorda que de costumbre, célibe, con una chulería que ya se intuía en las anteriores primaveras. Ayer, sin ir más lejos, se plantó en una rama de la morera marcando territorio.
Esta mañana, a primera hora, la paloma no había llegado todavía, así que el resto de la avifauna se ha puesto a trinar de manera telegráfica.
Por lo demás, las dos picarazas, siempre juntas, no han comenzado todavía a rehacer el nido del año pasado. No sé dónde duermen estos días. De momento se dedican a reponer fuerzas. Aunque desde aquí no distingo bien, parece que la dieta es rica en anélidos.
En Fffound, ese pozo sin fondo, encuentro la imagen que ilustra esta entrada. Me ha recordado a algunas cosas del sr. García.
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