VíaDe la Rank Xerox recuerdo la lenta luz verde que, desde muy abajo, subía hacía el original. “No mires nunca a la luz” me habían dicho. Al parecer, hacía daño. Incluso con la tapa bajada, una tapa flexible, como de goma, la luz se colaba por las rendijas, dando a la habitación donde trabajaba un ambiente anticipadamente radiactivo. A veces venía el técnico y sacaba el tambor para limpiarlo. Usaba una enorme gamuza para que no se rayara en absoluto. El tambor era de un diámetro considerable.; tal vez cuarenta o cincuenta centímetros. El técnico lo dejaba reluciente y después de recolocarlo en su eje, hacía unas pruebas -anatema- con la tapa abierta.
Ah.. que tiempos aquellos....
ResponderEliminarHubo un tiempo en que me tocó hacer bastantes fotocopias. Y empecé a tener jaquecas. Luego dejé las fotocopias, pero me quedé con el regalo de las jaquecas, que todavía me duran.
ResponderEliminarSí, qué tiempos.
Pues si miraté que los canceres empiezan así, hay mucha gente con tumores cerebrales de aquellos tiempos, debido a las fotocopiadoras.
ResponderEliminarY a la televisión, que se estaba muchas horas delante y las de tubo eran muy malas.
Mirate Vidal.
Oye que sí, que sí....Vidal
ResponderEliminarEstimado sr. Vidal:
ResponderEliminarLleva ud. esto de las jaquecas con mucha dignidad. No como otros que acabamos tumbados en cualquier esquina si nos falta la medicación adecuada.
Reitero mi enhorabuena y le agradeceré que se la transmita también al sr. Muñoz.
Atentamente,