7/11/07

Bocinas y cortejos II


Prosigo con otro incidente que se resolvió de manera inesperada:



Como sabe, la callejuela en la que vivo es asaz tranquila, de manera que cualquier ruido se percibe fácilmente. El martes, había yo aparcado delante de mi casa y –apagado el motor- hablaba con mi hija sin bajarnos del coche. En éstas, otro turismo se detiene en la bocacalle. Su conductor comienza a tocar la bocina de manera compulsiva. Lo dejo estar. Intento continuar la conversación, pero resulta imposible. Abro la puerta.

–Papá, no salgas. – Dice mi hija que me conoce.


Me acerco despacio hacia el otro coche. Se enciende la luz del dormitorio de la chica a la que iban dirigidos los sonoros requerimientos. (Otra distinta a la del viernes.) Cuando llego a un par de metros de distancia, el coche se pone en marcha y se aleja. Sin embargo, una manzana más allá gira ciento ochenta grados y vuelve. Yo no me he movido. Viene con la ventanilla abierta.

-¿Pasa algo? -Pregunta el conductor desafiante.

-¿Buscas a alguien en esta calle? -Tras el fracaso del viernes, intento parecer el Dalai Lama.

-Es para ver si estaba... -Titubea.

-Si estaba ¿quién? ¿Alguien de esta calle? -Insisto.

-Si. Buscaba a XXX.

-¿Y sería mucho pedir que llamases al timbre de su puerta? -Vuelvo al tono tibetano.

-Tienes razón. La próxima vez llamaré al timbre. -Termina el sujeto, aparentemente aplacado

-Gracias.



El conductor saca una mano enorme por la ventanilla y en ese momento me doy cuenta de que la vida se bifurca. Recordé por un momento el vídeo que circula por ahí, en el que un turista sale de su coche para filmar a una manada de leones. Su esposa protesta. los niños, en el asiento de atrás, se levantan para ver a su padre. Éste se acerca cauteloso a los animales con una reflex 6 X 6 y entonces un enorme macho le ataca por detrás, dándole muerte. ¿Adónde va esa gigantesca mano? Estoy suficientemente cerca de ella para arrepentirme el resto de mi vida de haberle pedido al tipo que no use la bocina.

El tipo estira lentamente el brazo, me ofrece la mano, estrecha la mía y mirándome fijamente a los ojos dice: –Te respetaré siempre.

Que me aspen. (Colorado)

Atentamente.




Reflexiones pendientes:
Walter Benjamin y el ruido.
El cortejo en el noviazgo moderno.
Efectos de la farmacopea en el tono de las discusiones.
Tamaño de los dados de peluche que cuelgan de los retrovisores.(¿Son transparentes o qué?)

1 comentario:

  1. Anónimo11/11/07

    El hombre superior es cortés, pero no rastrero; el hombre vulgar es rastrero, pero no cortés.
    La cortesía consiste en conducirse de modo que los demás queden satisfechos de nosotros y de ellos mismos.
    La cortesía es la benevolencia en las cosas pequeñas.
    Los buenos modales se consiguen a base de pequeños sacrificios.
    La resistencia al primer impulso, he aquí una de las primeras leyes de la cortesía.
    El necio encuentra siempre otro mucho mayor que le admire.
    Las locuras de los padres no sirven de lección a sus hijos. Bouvier de Fontenelle
    Los necios más insoportables son los que razonan.
    Y en este plan.
    La próxima vez que venga este leal e inesperado incondicional suyo a ver si está XXX, volverá a tocar la bocina, usted saldrá a la calle porque la bocina suena no para que ella salga, sino para que salga usted; saldrá usted, como digo, irá a la puerta de XXX y de parte de su amigo no tendrá inconveniente en tocar el timbre, luego saludará efusivamente a su leal amigo y volverá por sus pasos.
    Si, por el contrario, ese día se encuentra usted dentro de su coche con una chica joven que no es XXX, entonces lo que hará usted al escuchar la llamada de su leal amigo es unirse a su serenata y hacerle el dúo con la bocina de su coche. A ver si XXX se decide a salir.
    Veo que pronto se unirá usted al club del escritor que vivió circunstancialmente en el pueblo de arriba y que pasó una temporada en el infierno. Ánimo.

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