
Cuando S. y R. me dijeron que se iban quince días a la Argentina les pedí que me trajeran una primera edición de Borges: cualquier cosa. Lo solté así, sin pensar. Luego me di cuenta y añadí: -Es una broma.
Hace unos quince años hicieron un viaje a Nueva York y entonces sí que les pedí absolutamente en serio que me trajeran un teléfono con fax marca Panasonic. Aquí no los vendían. Les especifiqué que lo necesitaba con discriminador fax/llamadas. Tres quinquenios después aún me lo recuerdan. Anduvieron de aquí para allá buscando semejante trasto y en el hotel dudaron si el modelo en cuestión tenía el requisito de marras. Volvieron a la tienda. La caja tendría unos setenta y cinco centímetros de largo, cuarenta de ancho y treinta de fondo. Fue una herramienta compacta y segura durante muchos años. Entonces costó setenta mil pesetas. Hoy un aparato parecido cuesta setenta y nueve con noventa y cinco euros. supongo que hay gente que no ha conocido los tiempo en los que, para tener un teléfono móvil, había que firmar un contrato de leasing.
Hace unos quince años hicieron un viaje a Nueva York y entonces sí que les pedí absolutamente en serio que me trajeran un teléfono con fax marca Panasonic. Aquí no los vendían. Les especifiqué que lo necesitaba con discriminador fax/llamadas. Tres quinquenios después aún me lo recuerdan. Anduvieron de aquí para allá buscando semejante trasto y en el hotel dudaron si el modelo en cuestión tenía el requisito de marras. Volvieron a la tienda. La caja tendría unos setenta y cinco centímetros de largo, cuarenta de ancho y treinta de fondo. Fue una herramienta compacta y segura durante muchos años. Entonces costó setenta mil pesetas. Hoy un aparato parecido cuesta setenta y nueve con noventa y cinco euros. supongo que hay gente que no ha conocido los tiempo en los que, para tener un teléfono móvil, había que firmar un contrato de leasing.
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