En la cena de ayer hablábamos de editoriales. Dije algo acerca del cariño con que compraba hace años -y lo sigo haciendo- los libros de Anagrama y cómo ahora la vista se me va a las negras portadas de El Acantilado porque puedo encontrar de todo. Puedo leer ideas de un lado y de otro, novelas de aquí y de allá, ideas del XVIII y del XX. Entonces el editor Ayacam me dijo si no había leído una de las últimas entradas del blog de Arcadi Espada. Véase el párrafo tercero. Vida de Samuel Johnson espera turno en la mesilla.
Si vista hoy a Félix de Azúa se encontrará con más y buenas recomendaciones: Vida y destino, de Vasili Grossman y Les Bienveillantes, de Jonathan Littell. Sume páginas a sus páginas de Samuel Johnson y tenga cuidado con la mesilla, que puede hundirse.
ResponderEliminarVIDA Y DESTINO, de Vasili Grossman?!?! Estuve este invierno duermiendo al lado ese novelón, cuya historia es casi tan novelesca como la propia novela. El libro, crítico con los totalitarismos en general, y el del Stalin en particular, fue 'secuestrado' por los comunistas. Por suerte, alguien que no recuerdo pero luego fue Nobel de la Paz, logró hacerse con ejemplar, que pasó microfilmado a Francia. Allí se publicó con gran alborozo creo que en los 80. Seix-Barral la editó en su día, pero hubo reediciones. Para ciertos eruditos, es una de las novelas cumbre del s. XX, que destripa como ninguna las sinrazones de los totalitarismos, sus excesos, sus locurillas. A mí, en aquellas lecturas tristes en la BN, me provocaba un sueño extraño, como producto de un colapso mental no sé si problema mío o del libro. Pero, podemos decir que, como libro, 'a nivel libro', 'lo que viene siendo una novela', pues sí, es buena.
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