Había en El desvio a Santiago de Cees Nooteboom un dejarse llevar, una indolencia propia de quien no está finalmente interesado en el objetivo final del viaje. Me gustó leerlo: el protagonista acaba comiendo una bolsa de pipas en una plaza de un pueblo de Extremadura, en vez de llegar a la del Obradoiro en busca del jubileo.
Hay otro tipo de desvìos que producen irritación; aquéllos que carecen de la gracia de la sorpresa, los desvíos obligatorios. Sentir el empujón en el hombro, la presión de algo sin gracia, sin casualidad, algo que resulta enorme en comparación contigo. Algo que va a obligarte. A todo se hace uno. Y posiblemente ya nos hemos hecho a muchos de estos derroteros que no son casualidades de la vida sino verdaderos empellones que sobrellevamos mal que bien. Ese asunto de que la vida te va llevando es muy socorrido, pero si miras para atrás te das cuenta de que a veces la vida te arrea unas hostias de no te menees. La vida es un tipo más alto que tú que, como en los películas cómicas, estira el brazo, te pone la mano en la cabeza y tu te pones tonto de dar puñetazos al aire.
Ayer J. me corrigió cuando le dije que los cedros del parque X habían desaparecido a costa de una pista de skate. Me dijo que no; que habían sido transplantados a no sé que vaguada. El caso es que posiblemente estén vivos, pero yo no los veré más. Pasaba junto a ellos con frecuencia hasta que alguien decidió que era mejor trasladarlos para dar en su lugar cobijo a una banda de tipos que enseñan la goma del calzoncillo Calvin Klein Calvin Klein Calvin Klein.
A veces me siento así.
Hay otro tipo de desvìos que producen irritación; aquéllos que carecen de la gracia de la sorpresa, los desvíos obligatorios. Sentir el empujón en el hombro, la presión de algo sin gracia, sin casualidad, algo que resulta enorme en comparación contigo. Algo que va a obligarte. A todo se hace uno. Y posiblemente ya nos hemos hecho a muchos de estos derroteros que no son casualidades de la vida sino verdaderos empellones que sobrellevamos mal que bien. Ese asunto de que la vida te va llevando es muy socorrido, pero si miras para atrás te das cuenta de que a veces la vida te arrea unas hostias de no te menees. La vida es un tipo más alto que tú que, como en los películas cómicas, estira el brazo, te pone la mano en la cabeza y tu te pones tonto de dar puñetazos al aire.
Ayer J. me corrigió cuando le dije que los cedros del parque X habían desaparecido a costa de una pista de skate. Me dijo que no; que habían sido transplantados a no sé que vaguada. El caso es que posiblemente estén vivos, pero yo no los veré más. Pasaba junto a ellos con frecuencia hasta que alguien decidió que era mejor trasladarlos para dar en su lugar cobijo a una banda de tipos que enseñan la goma del calzoncillo Calvin Klein Calvin Klein Calvin Klein.
A veces me siento así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario