29/11/06

Clic

“Pe­ro me llevo conmigo cuantos grabados y dibujos he podido conseguir.”
Dice Goethe.

¿Le hubiera servido de algo una cámara digital? Fiamos demasiado a los medios de reproducción. Tal vez los grabados sirvieran a Goethe para recordar, para ayudar a la memoria, pero sólo ésta podía colocarle de nuevo frente a "el juicio final". No hay grabado que dé idea de una obra así. No digamos si aparece el empeño de ser uno mismo el que toma una fotografía. ¿Qué sentido tiene fotografiar obras de arte? ¿Qué esperamos haciendo clic delante de “las hilanderas”? No sé; quizás también -a su regreso- los viajeros románticos mostraban los grabados adquiridos durante el tour, de la misma manera que hasta hace poco se mostraban las diapositivas a las amistades.

Leo a Gilles Lipovetsky y creo entender por qué ha cesado esa costumbre de enseñar como trofeos las imágenes de los lugares visitados. Es la individualización, según él, un rasgo de la hipermodernidad y yo me permitiría añadir que lo es también la vulgarización del viaje. No hay necesidad de enseñar nada a nadie. De una u otra forma, todos conocen el lugar del que venimos y nadie estará dispuesto a esperar que otro tenga un punto de vista más interesante que el suyo.
En cuanto al libro de Lipovetsky, Anagrama no debería hacer estas cosas. No está bien vender 50 páginas de un autos albardadas con otras tantas de alguien al que posiblemente no te interesa leer.

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