Lugares neutros. No existe tal. Ni siquiera cuando quien mira es una máquina. Procúrese que, al menos, no haya rastros de elementos reconocibles, que aquello que se ve sea intercambiable.
Y sin embargo la más mínima referencia a la distancia, convierte lo representado en un lugar apetecible, si no para ser visitado sí para saber que existe.
Al final, queda un rastro, una mínima intervención. Quien coloca una cámara para vigilar contenedores o controlar el tráfico en una carretera al norte del Japón, emite una señal que se bifurca, Desde luego, cabe que alguien vigile la transmisión de la cámara, pero, al mismo tiempo, su señal se expande como una onda en el estanque hasta chocar con una rama que la modifica. Cualquier suceso, cualquier acontecimiento, por mínimo que sea, variará por el hecho de ser observado.
Uno puede evitar un crimen estando presente en el momento en el que vaya a producirse. O puede variar la idea que se tenga de una playa colocando una cámara en una farola que ilumina la arena. Etc.
Si bien es cierto que el hecho de observar algo cambia lo obervado, es más cierto aún que cambia al observador. (Terry Prattchett)
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