14/12/05

Sino

U. nos invita a comer sopa en pote de pan. Nos habla de la dificultad del idioma checo. Lleva aquí cinco años y aún tiene problemas con algunas declinaciones. Nos habla también del aspecto gris y conformista de la vida en Praga a pesar del tiempo transcurrido desde la revolución de terciopelo. Por mi parte creo que hay un punto de ironía en el fatalismo checo y posiblemente en gran parte de lo que fue el Imperio Austro-Húngaro. De Josef Roth a Hrabal pasando por Hasek y evitando a Kafka que es caso aparte, la literatura centro europea está recorrida por la idea del sino, de lo irreversible, a la que se opone, para hacerla soportable, cierto grado de cinismo. No sé si puede decirse lo mismo de la pintura: la colección del Palacio Ferial y el Museo Kampa dan una cierta idea de cómo Praga estuvo hasta el 39 al socaire de los movimientos europeos y después, salvo la excepción de Kupka que parece querer pintarlo todo, los cuadros se hacen cada vez más grises, como si no alcanzara para comprar algún tubo de color o para producir ideas fuera del régimen. La tipografía y el diseño son otros dos casos aparte.

1 comentario:

  1. Anónimo17/12/05

    CASO APARTE
    Me sorprende de usted, que ventile dos asuntos de importancia en su artículo con un "caso aparte", parece que el límite gástrico de su decepción asoma complacido en un dejarse llevar hacia "a buen entendedor..." puede ser que un pote de sopa en pan y unos grados bajo cero conformen la grisura feliz de una existencia, pero las dificultades no pueden volvernos un Nosferatu ambulante de orilla a orilla del Moldava, vamos, el Don Tancredo español, aunque éste es caso aparte

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