24/8/05

Contención

E. Hopper pintó "Rooftops" en la que representa de manera muy plana, casi sin perspectiva, unos edificios sobre el que hay instalados varios depósitos de agua.

No hay forma de acceder a las cubiertas de los edificios de Nueva York. El conserje de un rascacielos me permite –como si me vendiera medio kilo de heroína- subir hasta el rellano de la escalera de incendios en un piso treinta y cinco. No es lo que busco. Sólo desde las ventanas de alguna galería de Chelsea puedo ver, cara a cara, una de estas construcciones tan anacrónicas.

Otra acuarela de Hopper se titula “My roof.” No hay depósitos. Sólo las sombras que arrojan las chimeneas y casetas que rematan el edificio. También pintó algún tejado más. Todos dan la sensación de haber sido pintados en verano. Hay en estas imágenes una idea de lo humilde, dramatizada por las sombras de las que hablo que recorren el papel sin misericordia, en una mezcla de colores calientes y oscuros. Ese Nueva York inaccesible existe todavía. Se percibe mirando las cornisas del Soho, imaginando las cubiertas planas. Hopper sólo pintó, al menos a la acuarela, un depósito. Y además a distancia y desde la calle. ¿Se contuvo? Posiblemente.

La contención no es más que una forma de renuncia que suele verse recompensada. Quien lee un libro o quien mira un cuadro la agradece porque le permite formar parte del discurso completando éste. Alguien hablaba ayer de los lugares comunes. Tal vez a éstos es a los que hay que renunciar. Aunque no resulta fácil. La atracción que ejercen los rooftops es similar a la de los ojos de la serpiente. -Confía en mí. -dice mientras enrolla su cuerpo alrededor del tuyo.

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