31/12/13

La cinta americana






































En la catedral de Ginebra se conserva la silla en la que se sentaba Calvino. De brazo a brazo hay una cuerda  atada para que no puedan sentarse los curiosos. Saliendo del templo a la izquierda está la nave donde predicaba, tan austera como quedó la catedral tras la Reforma. Los horarios se anuncian en un cartel sobre una especie de atril de madera contrachapada sujeto a una silla escolar con tiras de cinta americana. Si levantara la cabeza, el reformador se sentiría honrado. Por el contrario, en su sencillez, la nave es majestuosa.


El viajero no tendrá tanta suerte si busca indicios de  la aportación de Castellio al espíritu de la ciudad. Parece que la única referencia está en el monolito expiatorio levantado en 1903 cerca de donde ardió Miguel Servet.  Y no exactamente en el monolito, sino en el cartel colocado en 2010. Solo ahí  aparece la afirmación de Castellio: matar a un hombre no es defender una doctrina.

Hubo un monumento levantado en 1902 a propuesta del español Pompeyo Gener en  el Congreso internacional de librepensadores, reunido en Ginebra. Tuvieron que colocarlo fuera de la ciudad, incluso fuera de Suiza, justo al otro lado de la frontera, en Francia. Fue ese monumento el que “obligó” a los ginebrinos a erigir su monolito, tan tibio como escondido:

“Hijos respetuosos y reconocedores de Calvino, nuestro gran reformador, pero condenando un error, que fue el de su siglo y firmemente apegados a la libertad de conciencia según los verdaderos principios de la Reforma y del Evangelio, hemos erigido este monumento expiatorio el 27 de octubre de 1903”

La lectura del libro de Zwieg desmiente por completo ese “firmemente apegados a la libertad de conciencia según los verdaderos principios de la Reforma y del Evangelio”.


El monumento levantado cerca de la frontera francosuiza fue demolido en 1941 por  el Gobierno de Vichy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario