24/1/13

Aprender a soñar

“El tedio es un paño cálido y gris forrado por dentro con la seda más ardiente y coloreada. En este paño nos envolvemos al soñar. Con los arabescos de su forro nos encontramos entonces en casa. Pero el durmiente tiene bajo todo ello una apariencia gris y aburrida y cuando luego despierta y quiere contar lo que soñó, apenas consigue sino comunicar ese aburrimiento pues ¿quién podría volver hacia fuera, de un golpe, el forro del tiempo? Y sin embargo, contar sueños no quiere decir gran cosa. Y no se pueden abordar de otra manera los pasajes, construcciones en las que volvemos a vivir como en un sueño la vida de nuestros padres y abuelos igual que el embrión, en el seno de la madre, vuelve a vivir la vida de los animales. Pues la existencia de estos espacios discurre también como los acontecimientos en los sueños: sin acentos. Callejear en el ritmo de este adormecimiento. En 1839 llegó a París la moda de las tortugas. Es fácil imaginar cómo los elegantes imitaban en los pasajes, mejor aún que en los bulevares, el ritmo de estas criaturas Flâneur"

El libro de los pasajes
Water Benjamin

Notas

El recuerdo de la obra de Beuys que oculta su historia cierta o inventada. Esta –la historia- se correspondería con la ”seda ardiente y coloreada” dentro del fieltro y la grasa. El conjunto resulta así mucho más impactante a pesar del gris general.

Los sueños, ¿no tienen acento? Sí por cierto. Cada uno lo tiene y más de uno en muchos casos. El subconsciente se encarga de una puntuación y una sintaxis muy concreta que permite luego un relato sencillo con inflexiones y orientaciones en el curso de los sucesos. La mera repetición de los acontecimientos acaecidos en el sueño hacen de este una guía para el durmiente cuando vuelve a la vigilia.

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