De Matthew Barney a Mariló Montero

Coleccionar videoarte puede ser un problema si, como sucede todos los días, la técnica va arrinconando sistemas. Los DVD se estropean con el paso del tiempo. Algunas cintas de  video ya no son legibles y no hay una ranura donde insertar los disquetes en un ordenador.  Sucede lo mismo con estas deliciosas piezas que aparecen con frecuencia en la red: hoy están y mañana no. Las coleccionaría encantado porque las considero arte de primera calidad. Si se contextualizan adecuadamente –no estoy ironizando- son dignas de ser numeradas y vendidas por un buen precio. Esta de una tal Mariló Montero no tiene desperdicio. El tiro de la cámara, el escenario, el hecho de que haya reflexionado antes de exponer su punto de vista a la audiencia, el mensaje, el emisor, el receptor, el medio. Es insuperable. Lo de Matthew Barney es bueno; esto no tiene parangón.