Estos días atrás he caído en la fascinación del maestro Joao.
Sus labios hipnóticos, gordísimos como plátanos canarios, su piel estirada su
secretaria tipo, Sarah Palin, sus decretos, su tijera: corto malo y entra lo
sano. Por Dios ¡Qué maravilla! No creo que haya un espectáculo televisivo
comparable. Si me dijeran que las llamadas son un montaje me lo creería. No
cruces las piernas vida mía. Que Dios te bendiga porque yo, ya lo he hecho.
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