"El ejemplo más claro fue el shock del 11- S, día en el cual para millones de personas el «mundo que les era familiar» estalló en mil pedazos, y dio paso a un período de profunda desorientación y regresión que la Administración Bush supo explotar con pericia. De repente, nos encontramos viviendo en una especie de Año Cero, en el cual todo lo que sabíamos podía desecharse despectivamente con la etiqueta de «antes del 11-S». Aunque la historia jamás había sido nuestro fuerte, Norteamérica se había convertido en una tabla rasa, una verdadera «página en blanco» sobre la cual se podían «escribir las palabras más nuevas y más hermosas », como Mao le decía a su pueblo. Un nuevo ejército de especialistas se materializó rápidamente para escribir nuevas y hermosas palabras sobre el tapiz receptivo de nuestra conciencia postraumática: «choque de civilizaciones», grabaron. «Eje del mal», «fascismo islámico», «seguridad nacional». Con el mundo preocupado y absorto por las nuevas y mortíferas guerras culturales, la Administración Bush pudo lograr lo que antes del 11-S apenas había soñado: librar guerras privadas en el extranjero y construir un conglomerado empresarial de seguridad en territorio estadounidense".
La doctrina del shock
El auge del capitalismo del desastre
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