21/1/12

La guerra está aquí al lado























Hay una fotografía en la que pueden verse a Kessel y Moral sentados sobre los bancos de parque atornillados a la plataforma del camión. Salen de Valencia camino de Madrid  después de haber llegado en un barco desastrado procedente de Barcelona. La descripción del viaje por carretera, recuerda al que hace el protagonista de Fiesta, subido en la baca de un autobús hacia el norte de Navarra. En realidad, solo se parecen en la forma de viajar, en el aire sobre la cara y el paisaje al alcance de la mano.

Kessel escribió La guerra está aquí al lado por encargo de Match. La revista publicó sus reportajes acompañados de las fotografías de  Jean Moral. Ahora, Ken edita relato e imágenes en un libro exquisito. Las fotos de Moral parece seguir la consigna que Kessel ha recibido de su editor: neutralidad. No hay cercanía, casi no hay frente, excepto en la ciudad universitaria de Madrid. No vemos el dolor directo que otros reporteros nos mostraron y sin embargo, la vida desgastada por la violencia y la miseria quedan retratadas como pocas veces.

Kessel describe en sus artículos un país arrasado. Los huecos de las casas borradas del mapa en Barcelona, los vuelos rasantes de los aviones de los sublevados, los teatros madrileños a rebosar como única firma de diversión y sobre todo, los personajes: los cientos de personas haciendo fila frente a la puerta de la Cruz Roja Internacional en busca de información acerca de sus familiares al otro lado del frente, el hacinamiento en el buque que hace la travesía desde Barcelona hacia Valencia o mujeres y hombres concretos que miran esperando la pava de un cigarro, bailan en los pocos momentos de alegría que permiten los acontecimientos o despiden a las Brigadas Internacionales en Montserrat.

El deseo o la imposición de la neutralidad ayudan a que el relato resulte humano, alejado de la política, lleno de pequeñas acciones cotidianas que se convierten en actos de heroísmo, sin saberlo. Con la distancia de un reportero que aún no sabe que las mismas nubes se cernirán sobre su país pocos meses después,  el ramillete de artículos de Kessel dan una idea literariamente periodística de un viaje por los horrores de la guerra.

De las fotografías de Moral, podría desprenderse el deseo de no ser demasiado explicito. Solo las que corresponden al estado en el que quedó la sala bombardeada donde tuvo lugar un banquete ofrecido a los delegados del Socorro Rojo, muestran los restos del drama con toda precisión. Por lo demás, esta forma “merodeadora” de fotografiar permite visiones de grupo en las que los sentimientos, los miedos o las alegrías se perciben compartidos.

Otra historia es la de la publicación de este libro, la localización de los derechos del texto que pertenecen a la Cruz Roja Irlandesa o el rastreo de las fotografías por archivos, libreros, y descendientes del fotógrafo,que ha hecho de la preparación del volumen una de esas pequeñas aventuras cuyo buen final reconforta a los editores.

para la descripción de Hemingway: pag 56

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