El atrio del hotel Lijiang Warterfall tiene la altura de diez pisos.
Hay un escenario sobre el que han sentado las figuras de cera de Mao Zedong,
Zhou Enlai y un tercer padre de la patria que no reconozco. Se celebra el fin
de fiesta del congreso de productos de belleza Devi. El presentador del espectáculo
pone orden en la fila de asistentes que desean fotografiarse con los muñecos. Una
música triunfal anima el acto. Desde donde estoy puedo ver que la mandíbula del
Mao está articulada: de vez en cuando se abre y se cierra en un gesto mecánico,
como el muñeco de un ventrílocuo. Al poco, la figura de Zhou Enlai parece
quebrase y el tronco se escora a la derecha; el brazo se separa levemente del
cuerpo y sin desviar la mirada, agarra una botella de agua que está en el
suelo. Cuando acaba la sesión, media docena de guardias de seguridad escoltan a
los tres actores para que el público no pueda acercarse a ellos. Caminan con
gestos mecánicos, con el rictus aprendido de aquellos a quienes imitan,
mientras el sudor les resbala por el maquillaje. Ni un solo gesto de más: auténticas
fotos andantes. Sin que la música deje de sonar, los empleados del hotel
desmantelan el salón en un tipo récord.
Solo en China...
ResponderEliminarSemejante nick solo podía ser de tumenda lerenda
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