31/8/11

Chengxiang Ge: espérame en el renacimiento






















En el templo budista de Chengxiang Ge, los muertos parecen esperar a los vivos. Los que no están, están ya representados. La descripción de quienes llegarán, permanece oculta tras un pedacito de cartulina roja. Una eterna cinta de casete repite un salmo. Los monjes pueden dedicarse a otras cosas.

Fuyou Lu está apenas a doscientos metros. Es  una pequeña mezquita escondida tras un callejón. El imán baja desde el primer piso y se lava en el fregadero del patio antes de entrar en el haram para dirigir la oración de la mañana. A diferencia de otras en las que no hay ningún mobiliario, en esta hay una especie de  banquetas largas donde, a horcajadas, se sientan algunos ancianos para inclinarse con mayor facilidad. Al lado del lugar de culto, una madrasa para diez o quince alumnos, permanece vacía a esta hora.

El templo budista fue, durante la Revolución Cultural, un taller de artesanía. No se qué habría sido durante aquel tiempo de la mezquita, fundada 110 años antes que la Guardia Roja. El caso es que las chapas con el rostro de Mao se venden en los mercadillos con mucha menos reverencia que los rosarios tibetanos y no hay forma de comprar un Corán en una librería de viejo.

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