17/7/11

Pablo Serret y II

En este muro de silencio los aparatos destinados a reproducir sonido están todos conectados entre sí o la red eléctrica. Las luces amarillentas de algunos de ellos advierten de tal circunstancia. Sin embargo no tienen nada en sus dispositivos: no hay disco, cinta ni DVD, ninguna grabación para escuchar. Solo se oye el zumbido de los equipos, el mismo que emite un mal altavoz en presencia de otro dispositivo eléctrico. Como el conjunto es compacto, tiene altura y esa leve vibración acústica se percibe solo si el espectador se acerca a la obra, esta acaba por imponerse. Al cabo de unos minutos se percibe la dificultad del silencio y la amenaza de una explosión de ruido total en cualquier momento. Una interferencia, un golpe de nada podría convertir el ronroneo en una detonación insoportable.

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