6/7/11

Antitodo o antídoto

Los periodistas deportivos le llaman "la previa". Siendo días seis de julio y a fin de granjearme el afecto de la Administraciones públicas acudí a algunos registros generales para sellar documentación diversa. Recorrí la ciudad en taxi, un lujo asiático que recomiendo a guiris y nativos siempre que el servicio no se prolongue más allá de las 09:45 AM. Municipales y naranjitos franquean el paso al transporte público como si se tratara del coche de un concejal, y si el taxista es bueno -tal era el caso- desde el callejón de la plaza de toros hasta la Catedral, Pamplona es un video juego en 3D: en la calle de la Merced hemos rozado los manteles de las mesas preparadas para el almuerzo; la curva de Compañía con Curia ha sido un visto y no visto:la fachada de Ventura Rodríguez, recién restaurada, se ha venido encima del vehículo tan llena de luz y tan disparatada como en un cinerama. La fuente de la Navarrería ya estaba dispuesta para recibir incoscientes de todas las nacionalidades. Junto al palacio de Navarra, he visto un hotel de cuya existencia ni siquiera tenía noticia y la excursión por lo viejo ha desembocado en santo Domingo, traqueteando las ruedas en Dolby Surround por donde sonarán mañana  los cencerros de los mansos. De ahí a los corrales del gas y otra vez hacia arriba, hacia el portal nuevo de la Taconera. Los neumáticos del coche sonaban aquí como si el asfalto estuviera fregado con cepillo.

Si un redactor de esas guías que te planifican el viaje según el tiempo del que dispones quisiera acertar con la visita más rápida y eficaz, no creo que equivocara eligiendo esta media hora el seis de julio en Pamplona: un taxi a las 08:30 camino del casco viejo. En el recorrido, mantenga las ventanillas bajadas; a esa hora las golondrinas chillan en el cielo que es un primor.

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