El ojo se hace al color con el paso de los días. Algunos azules no vienen ni en los muestrarios de Schmincke. Los turquesas, por ejemplo; son muy agresivos. Tal vez estén asociados a ideas que no me rondan o a placeres que no practico demasiado. Muestran más color bajo la primera capa de luz y hacen engañosa la profundidad: muchas veces mayor de lo que parece. Con algunos pigmentos pasa esto. Con ciertos verdes.
En la isla la metáfora resulta despreciable. Hay que andar con cuidado para no decir “como si” porque no viene a cuento. Lo que es, es.Las cosas tienen una entidad propia independiente de su aspecto. El agua o la piedra, son. Y son por la luz. En poniente, mucho antes del atardecer, el oleaje -cada ondulación del agua- es de dos colores: naranja al oeste y verde al este.
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