Dime, cariño: esto de las licencias de radio ¿cómo va? Recuerdo los tiempos de los recursos contenciosos. Qué esfuerzos para restañar los abusos de la Administración y qué poco éxito. E incluso, cuando las resoluciones son favorables, qué poco efectivas resultan.
En mitad de la noche sevillana, hace ahora un año, encendí un transistor como antídoto para el insomnio. Se me abrieron los ojos del todo cuando di con una emisora dedicada exclusivamente a leer las cartas por teléfono. Un oyente tras otro preguntaban por el dinero y el amor a una sujeta que les llamaba cariño mío, guapa, piscis cuarenta y tres o cielo. Terminé por dormirme. Cuando desperté, la emisora seguía ahí. Día y noche, a todas horas alguien quería saber si otro alguien le engañaba o si su hija aprobaría unas oposiciones. Y qué desparpajo en las respuestas, qué seguridad, qué facilidad para sonsacar las respuestas por el camino.
Todas las crisis tienen su pico de "mancias" y otros camelos; ésta no iba a ser menos. En el dial de Pamplona he vuelto a encontrarme con esta miseria que ha llegado sin ninguna cortapisa hasta el 87.5 FM. Si no lo oigo no lo creo. Dime, cariño… Aquí veo algo a nivel sentimental.
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