27/2/10

Uves de uves












En cuanto he oído su trompeteo seco he salido a ver las grullas. Era la una de la tarde. Esperaba, como siempre, ver la uve que apunta al norte y anuncia la primavera con dos meses de antelación. Sin embargo he visto en el cielo un gurruño, una bandada informe que tan pronto seguía el camino correcto como volvía sobre lo ya volado. El grupo se ha divido en dos; han estado a punto de chocar entre ellas y finalmente han desaparecido entre las nubes sin orden ni concierto. Aún no soplaba el viento que ahora azota los árboles sin parar así que he creído que los pájaros presentían el vendaval o a la altura a la que viajaban ya se notaban sus efectos. Sin embargo, a las cuatro de la tarde, formando uves de uves, dos bandadas han sobrevolado el pueblo como si llevaran brújula. Comparadas con éstas, las primeras parecían ebrias, descerebradas, sin mando. Sea como fuere, de unas y de otras, me pregunto dónde se resguardarán esta noche de esto que llaman ciclogénesis explosiva.

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