5/1/10

Bugatti: profundidad e impuestos

Los autos de Odermatt van a parar al fondo del lago por accidente. A este Bugatti lo empujó el Fisco. Su último propietario prefirió hundirlo antes que pagar a la Hacienda italiana un precio superior al del propio coche. Lo tuvo escondido en el patio de un contratista pero los aduaneros sabían de su existencia. El impago llevaba aparejada la destrucción del bien. La Administración optó por la forma más sencilla: hundirlo en el lago Maggiore. Redescubierto en 1967 el coche se convirtió en una atracción para los buceadores, hasta que el 12 de julio de 2009, después de 73 años bajo el agua el Bugatti fue rescatado.

Hay una relación entre el agua y los coches: un débil eslabón estético. Es difícil saber en qué consiste pero no hay duda de que resulta atractivo. Las carreteras junto al río, los cortados en la costa, la línea negra que delimita el mar como una curva de nivel remarcada. Tal vez viajar junto a un peligro profundo por contraposición a otros superficiales. La sustitución de profundidad por superficialidad da un resultado ridículo.

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