5/10/08

De libros inclasificables. (Éste, menos)

Casi al principio de Dietario voluble, Vila-Matas reproduce el artículo en el que hablaba de la plaza de Saint Sulpice, de la iglesia misma, de los cuadros de Delacroix y de la lucha del párroco contra los turistas que, movidos por las tonterías de El Código Da Vinci, entran a raudales en el templo. Me ha gustado leerlo de nuevo y sin embargo es de las pocas veces en las que preferí aquella edición en papel de periódico a ésta en Anagrama con cubiertas gris-caliente.


Eramos cuatro. El recorte del artículo nos acompañó un deliciosa mañana de invierno por las alrededores de la Rue de Seine. Delacroix resultó decepcionante y la comida, en un restaurante del primer piso de una casa con paredes con tripa, excelente. Recuerdo que Iª. habló durante un buen rato –y es raro- sobre san Ignacio. La luz –la no-luz – de París se esfumaba al otro lado de las ventanas del comedor mientras dábamos con una fondue de queso y un par de barras de pan. No recuerdo dónde quedó el recorte de El País.

Unas páginas más allá, Vila-Matas hace un homenaje a Monterroso, a su exquisito Movimiento perpetuo, como origen de los libros inclasificables. Ya hemos hablado de la creatividad como ocultamiento de las fuentes. Pero citar los precedentes es honrarse a sí mismo. Vila-Matas lo hace, y señalar con tanta claridad a Monterroso produce una gran corriente de simpatía hacia quien, de alguna manera, se presenta como alumno siendo ya un maestro.


La literatura de Vila-Matas, es la literatura que hoy se puede escribir. Y la que se puede leer. Las reglas cambian y para acercar la ficción al lector hay que inventar de manera diferente. Hay que mentir distinto.

Después del disgusto del Doctor Pasavento, qué gusto leer de nuevo no/si/no/ficción


Vila-Matas en Passy

7 comentarios:

  1. Casualmente acabo de terminar "Movimiento Perpetuo" (si es que no decido volver a comenzar de nuevo en la última página en un regreso tan vano e irracional como el de llegada, como sugiere el propio Monterroso).

    Para mí, es el blog más antiguo del que tengo noticia.

    Y ahora me dices que Vila-Matas ha hecho algo en ese estilo...Suena bien, aunque tengo que reconocer que tampoco terminé con Pasavento. (Tal vez porque rara vez acabo lo que empiezo).

    Le dedicaré tiempo.

    Gracias por el apunte.

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  2. Bueno, señor de Passy, ya ha visto que a mí también me ha interesado mucho el Dietario voluble. Pero cabe concebir otras maneras de escribir hoy, ¿no? No nos pongamos tan tajantes y, por tanto, excluyentes. Deje, deje, que hay hueco para otras ideas de la ficción e, incluso, de la no-ficción.
    Reciba un afectuoso saludo

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  3. Estimado Luis:

    Si aún no los has leído, del mismo autor: "Obras completas y otros cuentos"

    Saludos,

    Estimado Editor:

    Ya dice el librito que me recomendó acerca de los correos electrónicos que, a veces, es mejor una llamada telefónica que una contestación escrita. Enhorabuena por su entrada de ayer.
    www.elangulo.blogspot.com

    Saludos.

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  4. Yo también he pensado -leyendo estos días "París nunca se acaba"- que la literatura de V-M es la literatura que hoy se puede escribir, suponiendo que hoy se pueda escribir literatura. En realidad habría que decir ficción (una ficción sabiamente contaminada de ensayismo):
    la ficción de V-M es la ficción que hoy se puede escribir. Y la que se puede leer.

    Menos mal que la literatura es más que la ficción.

    Saludos cordiales, M. Passy.

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  5. Estimado Juan Luis:

    Precisamente. De eso se trata, de una especie de tercera vía.

    En cuanto a las otras, véase el contundente artículo de Ricardo Pita
    http://elangulo.blogspot.com/2008/10/la-verdad-de-las-mentiras.html

    Saludos.

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  6. ¿Disgusto de Pasavento? A mí me atrapó en su día. Incluso peregriné a la famosa Rue Vaneau, en un acto solitario y devoto liteario que imaginé que tendría en su día sus silenciosos seguidores!! Escribí sobre aquello en el blog, en fin, para unos disgustos, para otros alegría, nunca se sabe.
    un abrazo,
    E

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  7. Estimad E.:
    No sé si llegamos a hablar de esto. Creo que lo he dejado en el enlace: Yo me fui a dormir al Hôtel de Suède con un ejemplar debajo del brazo. Que si quieres arroz, Catalina. ¡Ah! Debajo del brazo el libro. Debajo de la cama, un calcetín usado.

    Saludos,

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