Estimado Mr. Pynaqui:
La mujer de Lot no debe darse la vuelta, ni siquiera puede girarse porque si ha sido salvada es a cambio de olvidarlo todo. Sin embargo lo hace, porque su sacrificio va a ser necesario como principio de un relato admonitorio. Lo que realmente se convierte en sal, en estatua, es la historia, son las palabras. A partir de un momento dado, cuando triunfa el cambio en las costumbres, cuando el gentil pasa a ser creyente, deben ser borradas todas las huellas de las costumbres anteriores. Decía Oscar Wilde que la verdad, en cuestión de religión, simplemente es la opinión que ha sobrevivido. Tal vez en Sodoma un sumo sacerdote predicaba semanalmente acerca de las bondades de ciertos actos sexuales de los que luego otras iglesias abominaron. No lo sé. El caso es que en la huida deben eliminarse los rastros y olvidar lo más rápidamente posible. Hoy, el narrador bíblico hubiera escrito el guión de Desafío total o cualquier otra invención automática de olvido. Olvidar para comenzar de cero. Otra cita: decía Cecil B. DeMille que una buena película debe arrancar por lo menos con un terremoto; y de ahí para arriba. Pues aquí lo mismo. La mujer de Lot es el arranque perfecto: no mirar atrás. Cartas nuevas; sin marcar. Pero Lot no tiene salvación posible: “Según el Texto Sagrado -leo por ahí-, las dos hijas de Lot fueron culpables de un intercambio incestuoso con su padre, el resultado fue el nacimiento de Moab y Amon, padres de los futuros y más enconados enemigos de Israel”. Esto no es baladí: Parece que asistimos al nacimiento de un pueblo elegido y salvado de la inmoralidad absoluta y sin embargo, unos versículos después, nos encontramos frente al azote del verdadero pueblo de Dios. ¿Quién envió a esos ángeles a Sodoma para salvar a la familia equivocada?
La mujer de Lot no debe darse la vuelta, ni siquiera puede girarse porque si ha sido salvada es a cambio de olvidarlo todo. Sin embargo lo hace, porque su sacrificio va a ser necesario como principio de un relato admonitorio. Lo que realmente se convierte en sal, en estatua, es la historia, son las palabras. A partir de un momento dado, cuando triunfa el cambio en las costumbres, cuando el gentil pasa a ser creyente, deben ser borradas todas las huellas de las costumbres anteriores. Decía Oscar Wilde que la verdad, en cuestión de religión, simplemente es la opinión que ha sobrevivido. Tal vez en Sodoma un sumo sacerdote predicaba semanalmente acerca de las bondades de ciertos actos sexuales de los que luego otras iglesias abominaron. No lo sé. El caso es que en la huida deben eliminarse los rastros y olvidar lo más rápidamente posible. Hoy, el narrador bíblico hubiera escrito el guión de Desafío total o cualquier otra invención automática de olvido. Olvidar para comenzar de cero. Otra cita: decía Cecil B. DeMille que una buena película debe arrancar por lo menos con un terremoto; y de ahí para arriba. Pues aquí lo mismo. La mujer de Lot es el arranque perfecto: no mirar atrás. Cartas nuevas; sin marcar. Pero Lot no tiene salvación posible: “Según el Texto Sagrado -leo por ahí-, las dos hijas de Lot fueron culpables de un intercambio incestuoso con su padre, el resultado fue el nacimiento de Moab y Amon, padres de los futuros y más enconados enemigos de Israel”. Esto no es baladí: Parece que asistimos al nacimiento de un pueblo elegido y salvado de la inmoralidad absoluta y sin embargo, unos versículos después, nos encontramos frente al azote del verdadero pueblo de Dios. ¿Quién envió a esos ángeles a Sodoma para salvar a la familia equivocada?
En esta página católica se le quita yerro al asunto de la homosexualidad, empeorando –si cabe- la cosa.
"Contrariamente a la superficial interpretación moderna (sic) de que Dios habría condenado a los habitantes de Sodoma y Gomorra por practicar relaciones "homosexuales" (hay que recordar que las relaciones homosexuales suponen el consentimiento recíproco del mismo modo que las relaciones heterosexuales), la verdad de la Biblia es otra: Dios sentenció a muerte a los "sodomitas" por faltar a la ley del Amor que implica el respeto del prójimo, del otro. Dios no pudo salvarles porque rechazaron su Amor en los mensajeros divinos, porque fueron crueles, egoístas. "
Ezequiel 16:49-50 indicó claramente el motivo de la cólera divina cuando dice: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan (en el Hebreo esta frase literalmente significa comer hasta vomitar), y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no tendió la mano al afligido y al mendigo. Y se llenaron de soberbia y abominaron de mi Ley.”En otras palabras, a la gente de Sodoma y Gomorra les condenaron sus propios crímenes, sus violaciones a la ley del amor, que implica el respeto a la vida y a los otros."
Pero en el capítulo 19 del Génesis no se habla mucho del amor al prójimo y me temo que el reciclaje funciona mal. Volviendo al cine, Las potentes linternas de Men in black parecen sacadas de este pasaje.
En cuanto a la explicación física no encuentro demasiadas cosas:
En realidad, estimado Mr. Pynaqui, yo quería hablarle de los pigmentos minerales utilizados en la pintura y su relación con este pasaje bíblico que le tiene subyugado últimamente. He encontrado una anotación que hice hace tiempo acerca de esto, pero la extensión de esta entrada es ya excesiva así que lo dejaré para más adelante."Según von Hummelauer (" Coment. del Gen.", París, 1895, 417), a la esposa de Lot, las saladas aguas del Mar Muerto, fácilmente, pudieron haberla alcanzado y literalmente, haberla cubierto de sal.
Kaulen ya había adelantado una explicación similar, atribuyendo dicha cobertura, a las emanaciones saladas de la tierra, producidas por el calor de las llamas. "
Atentamente,
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