16/5/08

Antes y antes

Aún leo estos días un poco de todo. Baja la ansiedad, llega con retraso el especial de Le Point dedicado al pensamiento judío y nada me resulta ajeno: ni esto, ni lo otro. Nada. Monterroso hubiera dicho: "Cuando despertó, la dispersión todavía estaba allí." Tal vez más tarde encuentre los palos del sombrajo pero durante este rato soy un hombre por hacer. Blandiblú King esperando un armazón de dentro afuera. Mientras tanto, para cada afirmación leída busco una réplica; para cada fecha, un hito anterior. Siempre hacia atrás.





León Carbonero y Sol
Pretensiones de los judíos
para su establecimiento en España
La Cruz, revista religiosa de España y demás países católicos
Sevilla,
noviembre de 1854
tomo II de 1854
páginas 623-627

"Hace ya algunos días que varios periódicos de la corte, dieron la noticia que los judíos de Prusia, iban a presentar una petición a la asamblea constituyente para que se derogaran las leyes patrias sobre su expulsión.

No extrañamos en verdad que en esta época en que la España parece un cadáver en putrefacción, salgan a la luz pública esos gusanos hediondos, esa raza maldita, que por más que se afane, no podrá borrar de su frente el execrable anatema que la redujo a vivir errante, sin templo, sin ministros, sin patria, ni hogar y siempre perseguida, y siempre odiada donde quiera que ponga su planta inmunda.

Mucho se engañan los judíos si creen que los españoles hemos olvidado sus antiguas traiciones y alevosías, sus insurrecciones y sus engaños, sus estafas y sus latrocinios, sus iniquidades y su ferocidad salvaje. Mucho se engañan si creen puede ser compatible con el pueblo católico español, la raza que robaba los niños, y después de atormentarlos bárbaramente, los mutilaba y crucificaba, si es que no ponían fin a su existencia con suplicios que horrorizan en la historia de esos mártires de la inocencia, que veneramos en nuestros altares.

La raza judía que desprecia y vilipendia a Jesucristo, que con palabras sacrílegas ultraja a su Santísima Madre, a la Madre de los [624] españoles, no puede jamás tener existencia legal en el pueblo eminente y exclusivamente católico.

La venida de los judíos a España, sería el principio de nuevos males... y a sus provocaciones, y a sus manejos, se debería ver reproducidas aquellas tristes noches del Alcalá de Toledo y de las juderías de Sevilla, de Córdoba y otras ciudades.

En el orden político fueron siempre fomentadores de todo tumulto, de toda insurrección, en el orden moral fueron urdidores de tramas y de calumnias, falaces en su trato, faltos de buena fe y nada cuidadosos de la honra; en el orden religioso son los crucificadores de Nuestro Señor Jesucristo, son los despreciadores de su Santísima Madre; en el orden comercial, son usureros, estafadores y piratas de los pueblos,

La raza judía no aumenta el comercio ni la riqueza de las naciones que los acogen... porque es como los chalanes y rateros que ven a las ferias donde hay movimiento comercial, para aprovecharse de la sencillez de los incautos.

¡Cuál será el estado de nuestro país, cuando lo más despreciable y vil que hay en el universo, más que los salvajes de América, más que los antiguos ilotas, más que los esclavos y eunucos de Turquía, más que los parias del Asia, se atreven a levantar su voz aquí en España, en la nación de Isabel la Católica, aquí donde tantos recuerdos conservamos aun de las iniquidades que cometieron!... ¿Habrá quien se interese por esa raza de maldición? ¿Habrá quien olvide lo que fueron? ¿Habrá quien desconozca lo que son? ¡Ah! no, no es posible, pero si tal sucediera... si llegara por desgracia el día en que se atrevieran a vivir entre nosotros como en los siglos medios, de temer es que a tal día, sucediera una noche toledana, y responsables serían ante Dios, los que contribuyeran con su imprudencia a despertar en el pueblo español aquellos odios que produjeron escenas tan lamentables.

Los hombres de la materia, los que solo fijan su consideración en el principio utilitario, podían considerar también que si imposible es el establecimiento de los judíos, en España bajo el aspecto religioso, si inconveniente y perjudicial lo es bajo el comercial [625] y político, es enteramente inútil en el artístico y científico.

El fuego de su horrible crimen y ceguedad, ha secado su inteligencia y nada han sido capaces de crear. ¿Qué les deben las ciencias, qué las artes y la industria?

El pueblo católico español ha recibido con indignación esa noticia... El pueblo católico español maldice a esa raza despreciable, el pueblo católico español protesta contra sus osadas pretensiones.

Sin perjuicio de ocuparnos con más extensión de esta materia, insertamos a continuación los artículos publicados por la Esperanza:"

León Carbonero y Sol




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