Es cierto que la colocación de Los fusilamientos y La carga de los mamelucos, tan juntos, apenas separados por un intersticio de pared azul, da a ambos cuadros un aire de cómic gigantesco. Vi un reportaje hace unos días en el que se explicaba la restauración. Además de añadir el alfanje perdido a uno de lo mamelucos, con lo que la vista al centro de la ecena, se ha recuperado, en Los fusilamientos, precisamente lo que Goya eliminó: para conseguir claridades: el pintor frotó sobre el color todavía fresco hasta dejar a la vista la imprimación. Ahora más que antes, si cabe, el cuadro tiene un enorme parecido con ciertas cosas del Equipo Crónica. La economía de medios, lo grises -en apariencia- casi planos de las mochilas de los franceses, invitan a la reproducción, a la serigrafía. ¡Anatema!
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